OSTRACISMO

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OSTRACISMO, o que nadie se apodere del Estado.

El ostracismo fue un método de control contra los abusos de poder y una clara persecución a la aristocracia en la Antigua Grecia. Se dice que fue parte de las reformas de Clístenes (508 a.C.), aunque este particular método comenzó a utilizarse en Atenas en el año 487 a.C. luego de la batalla de Maratón.

Cada primavera los atenienses tenían la posibilidad de decidir por votación el destierro de alguno de sus conciudadanos por un periodo de diez años.

La palabra OSTRACISMO fue tomada de los nombres de los cascotes o fragmentos de vasijas de cerámica llamada óstraka, en la que los ciudadanos que podían votar escribían el nombre del individuo que deseaban desterrar.

Para elegir a dicho individuo no era necesario ninguna acusación previa, bastaba con la sospecha de quien votaba de que este tenía intenciones tiranas. El exilio no significa deshonra, tanto los bienes y los derechos de ciudadanía del desterrado permanecian intactos hasta su regreso.

El primer individuo en ser desterrado de este modo, fue un Pisistrátida llamado Hiparco.
En la década de 480 a.C. fueron víctimas del ostracismo algunos personajes destacados: Megacles, jefe de los Alcmeónidas en 486; Jantipo, el padre de Pericles en 484: y el gran rival de Temístocles, Arístides en 482.
 
Ese año Temístocles había culminado un proceso de difamación hacia su rival, con el que consiguió que muchos ciudadanos creyeran que Arístides trataba de hacerse erigir monarca. El Justo, como se lo conocía fue condenado y exiliado por ostracismo.

Plutarco se refiere sobre este suceso en su obra:

“En el momento en el que se estaban escribiendo los óstraka se cuenta que un analfabeto y totalmente rústico, tras entregar su óstrakon a Arístides, que era uno de los que estaban por allí, le pidió que escribiera el nombre de Arístides. Al asombrarse éste y preguntar si Arístides le había causado algún daño, <<En absoluto>>, respondió, <<ni conozco a ese hombre, pero me molesta oírle llamar por todas partes el Justo>>. Y que habiendo oído esto Arístides nada respondió, sino que escribió su nombre en el óstrakon y se lo devolvió. Al abandonar la ciudad, elevó las manos al cielo e hizo un ruego, según parece, contrario al de Aquiles, que ninguna situación les sobreviniera a los atenienses que obligara al pueblo a acordarse de Arístides.”
(Plutarco. Vidas Paralelas: Arístides VII; trad. de Juan M. Guzmán Hermida y Óscar Martínez García)



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POMEROY, S. [et.al.] (2012): La antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Crítica, Barcelona.

https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/primera-guerra-medica


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